La fiebre hemorrágica en Argentina, conocida principalmente como Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA) o "mal de los rastrojos", es una enfermedad grave causada por el virus Junín. Este virus es transmitido principalmente por el contacto directo con roedores infectados (específicamente el Calomys musculinus), sus excrementos u orina, o por la inhalación de partículas contaminadas en el ambiente.
Impacto y Afectaciones:
La FHA tiene un impacto significativo en la salud pública y en las actividades agrícolas en las zonas endémicas del país. A continuación, se detalla cómo afecta:
A Nivel Individual (Síntomas y Gravedad):
Inicio Gradual: La enfermedad suele comenzar con síntomas inespecíficos como fiebre, malestar general, dolor de cabeza y dolores musculares y articulares.
Progresión: A medida que avanza, pueden aparecer manifestaciones más severas que incluyen alteraciones vasculares, renales, hematológicas (como sangrados en encías, nariz, o internamente) y neurológicas. También pueden presentarse síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Complicaciones Graves: En los casos más graves, la FHA puede provocar shock, manifestaciones hemorrágicas importantes, y alteraciones neurológicas severas que pueden llevar a la muerte. La tasa de letalidad sin tratamiento específico puede alcanzar entre el 15% y el 30%.
Tratamiento: El tratamiento de sostén y la administración de plasma inmune de convalecientes dentro de los primeros 8 días desde el inicio de los síntomas son cruciales para reducir la mortalidad.
A Nivel de Salud Pública y Social:
Zonas Endémicas: La FHA es endémica en una importante región agrícola de Argentina que abarca principalmente las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Pampa y Entre Ríos. Esto afecta particularmente a trabajadores rurales y personas que viven o trabajan en áreas donde habita el roedor portador.
Impacto Económico: La enfermedad afecta principalmente a la población rural en edad productiva, lo que puede tener consecuencias económicas en las actividades agrícolas, una de las principales fuentes de ingresos de la región.
Prevención y Control: La medida de prevención más efectiva es la vacunación con la vacuna Candid #1, desarrollada en Argentina y de alta eficacia. Desde su introducción, ha habido una disminución drástica en el número de casos. Otras medidas preventivas incluyen el control de roedores, la protección personal durante las tareas agrícolas (uso de guantes, barbijos), la higiene de viviendas y lugares de trabajo en zonas rurales, y evitar el contacto con roedores y sus excretas.
Vigilancia Epidemiológica: Es fundamental mantener una vigilancia activa para detectar tempranamente los casos, identificar brotes y asegurar la vacunación de la población en riesgo.
En resumen, la fiebre hemorrágica argentina representa un importante problema de salud en las regiones rurales y agrícolas del país, con la capacidad de causar enfermedad grave y muerte. Sin embargo, gracias al desarrollo y aplicación de una vacuna efectiva y a las medidas de control, su incidencia ha disminuido considerablemente, aunque sigue siendo crucial mantener la vigilancia y las estrategias de prevención. La fiebre hemorrágica en Argentina, predominantemente la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA), también conocida como "mal de los rastrojos", es una enfermedad viral aguda grave que tiene un impacto significativo en la salud pública, especialmente en las regiones agrícolas del país. Es causada por el virus Junín, cuyo reservorio son roedores silvestres.
¿Cómo afecta la Fiebre Hemorrágica Argentina?
1. Salud de la Población:
Síntomas: La enfermedad se manifiesta inicialmente con fiebre, decaimiento, dolores de cabeza, musculares, articulares y detrás de los ojos. Pueden presentarse mareos, náuseas y vómitos.
Progresión y Gravedad: A medida que avanza, pueden surgir síntomas de alteración vascular (como hipotensión y hemorragias leves, por ejemplo, en encías o nariz), renal, hematológica y neurológica. Las manifestaciones neurológicas pueden incluir irritabilidad, somnolencia, temblores, confusión, e incluso convulsiones y coma en los casos más graves. También se han descrito alteraciones en la marcha, el equilibrio y la coordinación. En las formas graves, la letalidad puede ser alta, alcanzando hasta un 30-90% en pacientes no tratados.
Manifestaciones Neurológicas Tardías: Algunos pacientes pueden experimentar complicaciones neurológicas semanas después del inicio de la enfermedad, como encefalitis, mielitis o neuritis óptica.
Secuelas: Aunque muchos pacientes se recuperan completamente, algunos pueden experimentar un período de convalecencia prolongado con astenia (cansancio), irritabilidad y cambios de memoria transitorios. En casos menos frecuentes, pueden quedar secuelas definitivas como trastornos en la marcha, vértigo, compromiso de la agudeza visual o auditiva, y otros signos neurológicos.
Mortalidad: Sin el tratamiento adecuado, la FHA tiene una tasa de mortalidad considerable.
2. Impacto Socioeconómico y Geográfico:
Zonas Endémicas: La FHA es endémica en una importante región agrícola de Argentina que abarca principalmente las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. Esta es la zona núcleo de producción agropecuaria del país.
Población en Riesgo: Afecta principalmente a personas que viven o trabajan en áreas rurales y están en contacto con roedores infectados o sus excrementos (orina, saliva), especialmente durante las épocas de cosecha. Los trabajadores rurales son los más expuestos.
Impacto en la Virología: La emergencia y el impacto de la FHA impulsaron significativamente el desarrollo de la investigación en virología en Argentina.
3. Transmisión:
Vía de Contagio: La principal vía de transmisión a humanos es a través del contacto directo con roedores infectados o la inhalación de aerosoles provenientes de sus excreciones (orina, saliva, heces) que contaminan el ambiente, herramientas de trabajo o alimentos.
Transmisión Interhumana: La transmisión de persona a persona es muy infrecuente, aunque se ha documentado en casos de contacto íntimo.
4. Tratamiento y Prevención:
Tratamiento Específico: El tratamiento más efectivo es la administración temprana de plasma de convalecientes (plasma inmune), que contiene anticuerpos contra el virus Junín. El diagnóstico y tratamiento precoz son cruciales para aumentar las posibilidades de curación.
Vacunación: La principal herramienta de prevención es la vacuna Candid #1, desarrollada en Argentina. Es una vacuna a virus vivo atenuado, altamente eficaz (95%) y se administra en una única dosis, ofreciendo protección de por vida. Está incluida en el Calendario Nacional de Vacunación para personas entre 15 y 65 años que residen o trabajan en las áreas endémicas. La vacunación debe realizarse al menos un mes antes de realizar actividades de riesgo.
Otras Medidas de Prevención:
Mantener una higiene cuidadosa, especialmente de manos, y cambiarse de ropa después de haber estado en zonas con roedores.
No introducir tallos, hojas o granos en la boca.
Usar calzado cerrado y ropa protectora al trabajar en el campo.
Evitar acostarse sobre bolsas o directamente en el suelo en zonas de riesgo.
Comer y dormir en habitaciones limpias.
Mantener desmalezados los alrededores de las viviendas y galpones para evitar la proliferación de roedores.
Almacenar granos y alimentos en recipientes cerrados.
Ventilar y limpiar cuidadosamente galpones o lugares que hayan estado cerrados, evitando levantar polvo.
No destruir la fauna depredadora de roedores, como lechuzas, chimangos y gatos.
En resumen, la Fiebre Hemorrágica Argentina representa un importante desafío de salud pública en las zonas rurales productivas de Argentina. Afecta la salud de la población con cuadros que pueden ser graves y dejar secuelas, e impacta en la actividad agrícola. Sin embargo, gracias al desarrollo de la vacuna Candid #1 y al tratamiento con plasma inmune, se han logrado avances significativos en su control y manejo.